No puedo evitar decirlo, realmente ODIO AL MINUSVALIDO!
Según la definición de la Real Academia Española, una minusvalía es:
Minusvalía. (Del lat. minus, menos, y valía).
1. f. Detrimento o disminución del valor de algo.
2. f. Discapacidad física o mental de alguien por lesión congénita o adquirida.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
Odio con toda mi alma ese término. No puedo escucharlo de nadie. Es algo que me enerva completamente.
¿Realmente eso es un minusválido? ¿Menos valido que quien? ¿Y Por qué? ¿Por qué percibe la realidad de manera diferente a ti? ¿Por qué no se puede desplazar tan rápido como tú? ¿Y cómo sabes tú que la realidad que ves es la única y verdadera?
Alguien en silla de ruedas, un ciego, un sordo, o con un riñón menos, me da igual. ¿Verdaderamente es menos valido que tú?
Esta persona posee un 30% de minusvalía... ¿Esa persona es un 30% menos valida que tú? ¿Cómo te atreves a utilizar esa etiqueta con alguien cuando posiblemente sea dos, tres, cuatro o hasta cinco veces más valido que tú?

También he conocido muchos supuestos "minusválidos" que han sacado carreras, y no solo carreras, ¡doctorados!, o que han podido realizar trabajos perfectamente, mientras que otros muchos supuestos "validos", no han sabido hacer la 'o con un canuto' ni desempeñar ningún tipo de función en sus vidas.
Lo siento pero no puedo con ese término.
Me parece denigrante, ofensivo para todas aquellas personas que realmente no son menos validas que nadie, sino todo lo contrario, que han luchado por ser cada día mejores, cada día más fuertes, y porque no decirlo, verdaderamente son mejores que muchas personas.
Para ejemplificar un poco mi pensamiento, os contaré una situación que ocurrió hace unas semanas mientras esperaba en la estación de autobuses para ir a Madrid.
Me acerque al puesto de información para preguntar sobre los billetes online y delante mía había un chico de unos veintipico años, completamente ciego con su bastón y su perro lazarillo, que se encontraba delante de mí en la cola haciendo una consulta como uno más. El oficinista le preguntó por el número de su localizador.
Mientras, en mi cabeza de "Futuro Neuropsicólogo Clínico", daba vueltas revisando diversas maneras en las que el chico podría haber compensado ese 'déficit' de visión para encontrar el número de localizador [Impresión en braille, anotarlo un familiar en un papel para darlo en información y que le ayudaran, etc...] Me quedé sorprendido cuando el muchacho, sacó su teléfono móvil y comenzó a tocar la pantalla (totalmente en negro, como apagado. Puedo asegurarlo que estuve cotilleando). El muchacho iba pasando el dedo por la pantalla en negro y acercándosela al oído, pasaba otra y al oído, y al par de segundos, le deletreó perfectamente al oficinista su localizador para que le imprimiera el billete y le dijera el andén.
Mientras tanto, una pareja que tenia justo detrás de mi comentaba en voz alta "Ooh pobre muchacho, que penita, que lastima me da...". Ahí no pude ser menos discreto girándome completamente y mirándoles con mala cara como queriendo decirles "¡Lastima vosotros que no podéis hacer eso, gilipollas!" Finalmente el chico se fue a la dársena y llegó mi turno, pero me quedé con muchísimas ganas de preguntarle como lo hacía, que sistema utilizaba para orientarse, como era su visión del mundo, como funcionaba el móvil, etc., porque me resultaba increíblemente interesante.
Con esta historia lo que quiero es hacer hincapié en que en muchas ocasiones al poner este tipo de etiquetas estamos creando una imagen de una persona con menor valía, dada su "dificultad" para desenvolverse en el entorno que les rodea.
Nunca he visto correcto llamar minusválido a alguien o utilizar el término minusvalía. Si bien es cierto que el término se ha ido sustituyendo por el de "discapacidad", aunque retomando el término anterior para ver el grado de discapacidad (Ej.: "El paciente presenta una discapacidad con un 30% de minusvalía")
No todos nacemos iguales, y no estoy hablando en términos dicotómicos del tipo "minusválido y no minusválido" (ya me meteré en temas de "normalidad" otro día). Todos nacemos con una serie de características, capacidades y habilidades únicas, que nos diferencian del resto. A algunas personas les cuesta más o menos prestar atención a una clase de Lengua del colegio (¡Y no! No es TDAH!! ¡Es aburrimiento y mil causas más!), hay otros que la visión espacial se les da fatal o incluso hay otros, aquí me incluyo, que somos más torpones a la hora de escribir a mano y tardamos mucho más en tomar apuntes que otros compañeros.
Es una pena que el sistema que tenemos para alcanzar una meta sea mediante unos objetivos fijos e inamovibles. Como en la imagen, no todos podrán tener acceso a pasar la prueba, que se supone equitativa para todos. Ahora bien, si el sistema no cambia, debemos ser nosotros los que nos adaptemos para alcanzar esas metas. El pez no tendrá patas ni brazos para alcanzar el árbol, pero si la inteligencia para encontrar la manera de hacerlo. Y es ahí donde entra en juego lo más importante, por lo menos para mí: la capacidad de compensar nuestros puntos débiles áreas de mejora con nuestros puntos fuertes. Porque todos somos capaces de grandes cosas, aun cuando estemos limitados, o pseudolimitados, por nuestras circunstancias.
Por este motivo creo firmemente en la erradicación del término "minusvalía" para sustituirlo de manera completa por uno más concreto y más realista como es el ya conocidísimo término de "Diversidad Funcional". Haciendo hincapié en que somos diferentes a nivel funcional pero que todos nosotros podemos hacer todo aquello que nos propongamos. ¡Eso sí! Con mucho trabajo y mucho sacrificio. Aquí nadie regala nada.
Volviendo al ejemplo del árbol o al de las dificultades que se nos presentan. Todos presentamos una serie de 'taras', de mayor o menor medida, como he expuesto antes, pero con dicho hándicap, debemos encontrar esos puntos fuertes, que por pequeños que sean, marcan la diferencia, y potenciarlos, potenciarlos y potenciarlos. Y así que sean de ayuda para compensar los débiles.
Hoy día, no estamos en la época del chamanismo ni del "Dejémoslo en manos de dios". Por suerte para todos, estamos en una etapa en la que se ha inventado casi todo, y lo que está por llegar es algo que más que alucinante. Se están desarrollando corazones artificiales, mejorando los implantes cocleares para la sordera, miembros robotizados controlados por impulsos sinápticos, estimuladores del Cortex Visual para que los ciegos puedan ver, mil y unas ayudas para personas con TEA, cientos de procedimientos, tareas y herramientas nuevas para la rehabilitación Neuropsicológica, etc. y después de todo esto...
No hay comentarios :
Publicar un comentario