viernes, 14 de agosto de 2015

Lo confieso, no creo en la psicología

Todavía ocurre que cuando te preguntan a qué te dedicas, y respondes “soy psicólogo” le falta tiempo a alguien a decir “¡No me psicoanalices!, ¿eh?”, respuesta que me sigue resultando divertida, ya que parece que poseamos habilidades más cercanas a la adivinación propia de los médiums que tristemente pueblan la televisión nocturna, que a las técnicas terapéuticas convencionales con las que trabajamos. Al fin y al cabo es deber de los propios psicólogos hacer llegar “al gran público” una idea más amplia de la psicología que la que ha difundido Woddy Allen, donde el diván y los traumas infantiles no resueltos estaban siempre presentes. 

Pero hay una frase, menos habitual que la anterior por suerte, que no me resulta tan graciosa de oír y que, cuando alguien la comenta, me niego a pronunciarme: Yo no creo en la psicología 

Cuando la oigo me entra una curiosidad enorme por conocer el sistema de creencias que configura la vida de mi interlocutor donde, por excusarlo un poco, pienso en cuánto daño están haciendo todas esas “disciplinas” que la gente confunde con psicología. 

“Creo”, por tanto, que se hace necesario definir lo que es una creencia. Para tener una creencia es necesario que la persona crea en ella, según la R.A.E, creer es tener por cierto algo que el entendimiento no alcanza o que no esta comprobado o demostrado. Esto es importante matizar esto, para creer en algo no es necesario que el individuo demuestre que es verdad, por eso la gente cree en Dios (cada cual el suyo) o cree en las energías de la tierra o en la existencia o no de alienígenas. Las creencias son pensamientos o ideas que se creen, y que generalmente las definen los grupos sociales donde vivimos, como por ejemplo, las creencias políticas, las creencias religiosas, los mitos, las leyendas, etc. 

Esto me hace recordar una anécdota que nos contaba nuestro profesor de Personalidad en la Universidad. Comentaba que una vez le abordó una pareja de testigos de Jehova y él denegó la invitación a charlar sobre la religión que aquellos proponían. Cuando uno pregunto el por qué de su negativa, el profesor respondió: “Porque no me creo la mía, que es la verdadera…” 

Ese es el punto crucial, ¿cuál es el Dios verdadero?, ¿cuáles son las mejores ideas políticas?, ¿cuál es la mejor forma de exorcizar una casa?, etc. Sin embargo, ¿cuál es la mejor intervención en caso de personas que sufren crisis de angustia?, ¿cuál es el mejor tratamiento para el trastorno obsesivo-compulsivo?, ¿cuáles son las herramientas más recomendadas para el tratamiento de la conducta suicida en pacientes con depresión?, etc. Eso ya es harina de otro costal. 

Hoy por hoy la Psicología es una ciencia, es decir, una disciplina que acumula un “corpus de conocimientos” mediante la observación objetiva, el análisis de los datos y la descripción de los fenómenos psicológicos, con la intención de formular hipótesis o explicaciones sobre el origen y naturaleza de los mismos, y de esta forma poder elaborar predicciones y cambios en función de objetivos establecidos de antemano. 

 Por tanto, ¿debería creer en la psicología?, o ya puestos, ¿debería creer en la biología o en la medicina?, ¿debería creer en la estadística o en la evolución darwiniana?, ¿en la química o en la geología? La respuesta es no, claro que no

No creo en los modelos psicológicos que pretenden explicar el origen, desarrollo y mantenimiento tanto de los problemas psicológicos como de los hábitos adecuados que favorecen la salud mental. No creo en las observaciones ni evaluaciones psicológicas que pretenden delimitar los problemas identificando las variables relacionadas así como los recursos con los que cuenta la persona para afrontarlos. No creo en los diseños de tratamiento que, basándose en el trabajo sistemático de los investigadores y los clínicos, pretenden discriminar qué funciona, para quién funciona y sobre qué funcionan los tratamientos. No creo en el trabajo de los profesionales que elaboran, desarrollan y mejoran herramientas y técnicas terapéuticas. No creo en las investigaciones sistemáticas que buscan respaldar la eficacia de los tratamientos y que ponen de manifiesto sus limitaciones y errores para que puedan ser mejoradas. 

No creo en nada de eso. Tienen razón aquellos que dicen “yo no creo en la psicología”, no puedo estar más de acuerdo, porque en la ciencia no es necesario creer

"El que sabe, no puede creer. El que cree no puede saber."
Ernest Borneman 

1 comentario :

  1. Claro que si, la psicologia no es una patraña. desde el dia que ese fundó hasta el dia de hoy ha estado en el punto de mira de todo el mundo. y por esto mismo ha tenido que demostrar dia tras dia que esta a la altura, con muchisimos estudios y muchisimos descubrimientos. La gente cree que la psicologia es cosa de videntes y chamanes pero no es asi. los psicologos tienen a sus espaldas muchos años de estudios universitarios y de posgrado como para que se les compare con estafadores y timadores con turbante y gafas de energia psionica como los de la tele...
    muy buen articulo!

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