¿Eres un apasionado de las pseudomedicinas?
¿Desconfías de todo lo que huela a conocimiento científico y
aparentemente racional? ¿Repudias las religiones pero te sientes atraído
por otros vaivenes igualmente irracionales?
Si has respondido que sí a alguna de las preguntas anteriores,
equilibra tus energías y respira hondo. Hoy te traemos la guía
definitiva para que defiendas todas tus locas ideas en 10 cómodos pasos.
Punto de partida
1.- La ciencia es el mal.
La ciencia, así de
entrada, mal. Eso de la ciencia suena a probetas, a señores con bata, a
informes tediosos, a poder establecido. En definitiva: suena a todo
aquello que una mente sensible y humanista como la tuya no es capaz de
entender. Así que nada, fuera.
2.- Lo natural es bueno.
Este es un mandamiento sagrado: lo natural es bueno. ¿Por qué? Porque sí, cojones.
Da igual que lo que tú entiendes por natural en realidad no tenga nada
de natural; da igual que lo 'natural' incluya las setas venenosas o la
mamba negra; da igual que hace dos siglos 'lo natural' fuera morir de
una gripe, de una gastroenteritis o en un simple parto. Todo eso da
igual: lo natural es bueno y a callar.
Si descubres que eso de 'lo natural' no acaba de encajarte, puedes
tirar de otra expresión más arriesgada pero que quizá funcione: lo
tradicional. Lo tradicional es bueno porque es “lo que se ha hecho toda la vida”. Eso quiere decir que 'lo tradicional' es aquello que tú viviste. O, como mucho, lo que vivieron tus padres o tus abuelos.
Vaya, hombre, qué casualidad, ¿eh? Millones de años de evolución y
resulta que el punto óptimo de la humanidad te ha pillado justo al lado.
Nadie dice “Deberíamos vivir como en el segundo tercio del siglo XVII”,
siempre son referentes cercanos y conocidos. Si te sientes muy exótico
puedes remontarte en el tiempo, pero procura ir lejos. Como mínimo, a
“la cultura milenaria china” o a los mayas.
3.- La 'otra ciencia'.
Frente a la ciencia que defiende el establishment,
tú vas a defender a la 'otra ciencia'. ¿Y qué es la otra ciencia, te
preguntarás? Pues, básicamente, toda aquella cosa que se autoproclama
ciencia y que carga contra la ciencia de verdad. Digamos que nos
referimos a una ciencia más humana, más empática. Aquella que,
contradiciendo todo conocimiento racional, potencia unas teorías que
encajan bastante bien en tu cabeza y que, mira tú por dónde, refuerzan
la idea preconcebida de la que has partido: lo natural es bueno.
Recuerda que las conclusiones a posteriori son una cosa rancia y
obsoleta: lo suyo es formarse una idea en la cabeza y encontrar las
aparentes evidencias que la refuercen.
4.- Palabra prohibida: "química".
Partiendo del
punto número 2, hay una palabra cuya simple audición te provocará
sarpullidos: química. Si lo natural es bueno, lo químico,
indudablemente, es malo. Da igual que la simple agua sea un compuesto
químico (¡peligro, monóxido de dihidrógeno!); todo lo que pueda ser susceptible de estar en un probeta es malo.
Una vez que superes este nivel, puedes añadir una nueva palabra
maldita a tu lista: ondas. Sí, amigo, las ondas son uno de los mayores
peligros de la humanidad. Y, por tanto, las grandes antenas de telefonía
móvil, las conexiones Wifi o incluso un simple microondas pueden
amenazar la salud mundial. Da igual que la propia luz del sol sea
potencialmente más peligrosa que las ondas de radiofrecuencia: las
antenas son malas porque las ondas van por ahí volando... y todo eso.
5.- Palabra favorita: "energía".
Si tienes una
palabra temida, tranquilo, también tienes una favorita: energía. ¿Y qué
es la energía, exactamente? Ay, chico, qué sé yo. Es lo que notas cuando
un amigo te da un abrazo, o cuando sientes que la persona que está a tu
lado te está enviando sentimientos positivos... Además, mira, te sirve
para todo: puedes decir frases como “La energía fluye”, “Todos somos
energía” o “La energía nos conecta” y quedarte tan ancho :)
Una vez adoptes esta, y en función de lo aventurero que te sientas (o
lo divertidamente chiflado que quieras parecer), puedes adoptar otras:
magnetismo, holístico, cuántico, biónico... [Una pista: las palabras
esdrújulas funcionan bastante bien.]
6.- “Pues a mi vecino le funciona”.
¿Alguien te ha
dicho que eso de la homeopatía o el reiki no es más que un timo?
Imposible... si a tu amigo le funciona, ¿no? Y a tu vecino ese que le
dolía no sé qué, y que no se le iba con nada, hizo no sé cuántos y se le
fue, ¿no? DEMOSTRADO.
7.- Correlación = causalidad.
Si ves que con el
anterior argumento no has convencido a tu interlocutor, rápido, echa un
ojo al móvil y busca algún estudio (ejem) que defienda tu teoría. Y si
no lo encuentras, insiste en el punto de antes y desarrolla un poco más
lo de tu vecino: “Pues mi vecino tenía un catarrazo tremendo, que la
medicina no le hacía nada, y tomo homeopatía y en cinco días estaba como
una rosa”.
¡Já! Ahora sí: DEMOSTRADO. Quizá él te responda algo de que correlación no significa causalidad, o te diga no sé qué de que el consumo de queso provoca que la gente muera enredada entre las sábanas. Pero no te fíes: te está soltando jerga rara para liarte.
8.- “Demuéstrame que no funciona”.
Parece que tu
interlocutor se está poniendo chulito, ¿no? Pues a ver, si tan listo se
cree y tanto dice que la homeopatía, el reiki, las flores de Bach y
todas esas loquísimas cosas en las que crees no funcionan, que te lo
demuestre, ¿no?
Vaya, acaba de enseñarte varios estudios que demuestran que la homeopatía no funciona más allá del efecto placebo... Sí, pero, ¿y las energías? ¿Y el reiki? ¡Que te demuestre que no existen! Uy, claro, es que te dice que la carga de la prueba recae sobre ti, no sobre él, ¡menudo listillo!
9.- “¿A ti quién te paga?”.
Mira, se acabó. Con lo
optimista y empático que habías empezado, ya se te están empezando a
hinchar los cojones. ¿A qué se dedica el listillo que tanto te está
cuestionando? ¡OJO, que hay profesiones peligrosas! Si es periodista,
médico, científico, investigador... ¡Claro, ahora lo entiendes todo!
¿Por qué se empeñaba tanto en defender a quien tú tanto combates? ¿No le
estará pagando alguien para que defienda todo lo que defiende?
¿Cómo? ¿Que dice que a él no le paga nadie? ¡Que lo demuestre!
Conclusión
10.- TODO es una conspiración.
Mira, oye, ahora sí
que se acabó. Está todo claro: esto es una conspiración. Se han
compinchado la NASA, el Pentágono, los Illuminati, Monsanto, las
farmacéuticas, los reptilianos, los médicos, los medios de comunicación y
los Power Rangers para enfermarnos, envenenarnos, desinformarnos y,
básicamente, así grosso modo, acabar con la raza humana en su totalidad
para instaurar un Nuevo Orden Mundial.
Ahora que has descubierto el pastel...¡¡corre a difundirlo!! Y, sobre
todo, cada vez que enlaces uno de esos artículos o vídeos que vas a
compartir, no olvides acompañarlo de frases del tipo “Lo que las
farmacéuticas no quieren que sepas”, “La cura contra el cáncer que los
gobiernos te ocultan”, “Que todo el mundo vea esto” o “Pásaselo a todo
el mundo antes de que Facebook / Google / Batman lo borre”.
Via: Carlos Otto - hipertextual.com
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